- Ahora que lo vi con mis propios ojos lo entiendo mejor.
- ¿Qué?- Pregunté volviendo a la tierra, me había quedado pensando, como era de esperar, en Gadiel. - Te dije que ahora te entiendo, ahora que vi tu relación con Gadiel entiendo porque aún cuando te dejó y te hizo tanto mal vos seguís estando cerca de él.
- ¿Y ese comentario a qué viene?
- Es que… ¿Te acordás que la mañana siguiente a que yo llegara te fuiste al hospital a verlo?
- Hmm, sí…
- Bueno, mientras me bajaba la fuente de tostadas y me hacía otra chocolatada- Bromeó mientras reía despreocupadamente- Me puse a pensar y no entendía cómo era que después de que te hubiera hecho todo lo que te hizo vos seguías cuidándolo y ayudándolo. Te juro que no me entraba.- Se detuvo un segundo, me dedicó una sonrisa, respiró hondo y prosiguió- Pero bueno… después de haberlo conocido, y de haber tenido una charla seria con él…
- ¿De haber tenido una charla seria?- Pregunté sorprendida y riendo a la vez- Si estuvieron jodiendo toda la noche, lo único serio de lo que los escuché hablar fue de cds, y ni siquiera así se pudieron contener de decir estupideces.
- ¿Me estas cargando? ¿Te pensas que no te cuido yo a vos?- Me preguntó indignado- Tuve una seria conversación con él, sobre las intenciones que tiene con vos y la verdad es que me convenció.
- Jajaja- El tono solemne en el que habló me causo tanta gracia que me agarró un ataque de risa- Vos… me estas queriendo… decir… que le peguntaste… “¿Qué intenciones tenes con mi prima?”- Pregunté entre carcajadas, tratando de respirar bien.
- Algo así…
- Definitivamente, vos y Gadiel, tendrían que estar juntos, son tal para cual. Él hubiera hecho la misma estupidez con su prima.
- ¿Ah, tiene una prima?- Me preguntó completamente interesado.
Esa noche no pude dormir. Siempre lo mismo, cuanto mas se acercaba el fin del año, más mi inconsciente me quería torturar haciéndome soñar pesadillas que alguna vez fueron realidad.
- ¿Dormiste bien anoche?- Preguntó mi primo durante el desayuno.
- No en realidad.
- ¿Y por qué?
- Tuve… pesadillas- Respondí mientras tomaba un sorbo largo del mate amargo que tenía en la mano.
- ¿Sobre?
- Sobre lo mismo de siempre, creo que nunca tuve pesadillas sobre otra cosa.
- Ah…- Suspiro mi primo incómodo- Tu inconsciente sigue molestándote todavía cuando llegan estas fechas ¿eh?
- Sigue haciéndolo… Bueno, durante un tiempo casi paró de hacerlo, pero después…- Gadiel era como el calmante que yo había tomado durante más de tres años para poder dormir por las noches. Pero la historia había cambiado.
- ¿Eh?
- Nada nada, no me hagas caso.
- El psicólogo definitivamente no funciono, pero… ¿porque no probas con un hipnotizador?
- ¿Para qué? Él seguro me va a decir lo mismo que todos los demás “Señorita Marcenaro, tiene un severo problema relacionado con una culpa que usted insiste en atribuirse y bla bla bla…”- Contesté simulando ser una erudita en ciencias sociales- Yo no necesito que me digan lo que tengo y que no fue mi culpa, necesito que alguna puta persona entienda que sí fue mi culpa y me consuele en base a eso…
- Vos ya sabés mi opinión al respecto Dana, para mí fueron muchas desgracias que dieron la casualidad de juntarse y llegar a ser una desgracia mayor… El puto destino.
- ¿Estás queriendo decirme que el destino quiso que yo quedara completamente sola?- Pregunté falsamente sorprendida- Ah, entonces el destino sí que es un jodido- Terminé bromeando, esquivando cualquier pensamiento en relación al porque quedé huérfana.
Al fin, después de bastante tiempo fui a trabajar sin sentirme culpable por estar en el local y no en el hospital velando por mi ex novio.
El negocio de música seguía estando igual que siempre, tal vez con un poco más de polvo.
- Buenos días, ¿Es usted Dana Marcenaro?- Preguntó un hombre ataviado con el uniforme de una empresa de envíos.
- Hmm, sí, soy yo… ¿Por?
- Tengo una entrega para usted. Firme aquí por favor.
- Bueno, ¿Pero me puede decir quién lo manda?
- El señor…- Respondió mientras buscaba entre las hojas de su carpeta- Gadiel Arzt. Bueno, entonces le traigo el paquete- Dijo mientras se dirigía hacia la camioneta de la empresa situada en la vereda de enfrente de mi local.
- ¿Y eso qué es?- Pregunté mientras miraba la gran caja, y por lo visto pesada, que traía el empleado.
- Nuestra empresa no tiene autorización para revisar el contenido de los paquetes minuciosamente, así que podría decirle que por lo visto no es una bomba, pero nada más que eso.
- Bueno, muchas gracias entonces.
- De nada señorita, que tenga un buen día- Me contestó mientras se dirigía nuevamente hacia el vehículo.
La caja contenía decenas de cds. Todos de la misma banda, y encima de todos ellos había una nota escrita a mano: “Ahora no tenés excusa para decir que no podés vender los cds de mi banda porque estaban agotados”
El cd se llamaba “Culpable de todos los cargos”, en la tapa había una especie de corte protagonizada por gente que parecía sacada de un circo aunque reconocí a los miembros de la banda, un poco disfrazados, pero estaban ahí. Gadiel era el que estaba “declarando” con una mano en el corazón y la otra en la biblia. Tiago era el abogado defensor que parecía frustrado al ver que su cliente se inculpaba solo.
Examiné hasta el más mínimo detalle del cd, incluidos los agradecimientos, en los que estaba mi nombre y al lado una dedicatoria que rezaba “Por la inspiración que me diste en varios temas de este cd”.
- Muy buena la tapa eh.
- Así que los recibiste- Me dijo divertida la voz al otro lado del teléfono.
- Por lo visto… Estem… ¿Cuánto te tengo que pagar?
- ¿De los cds?
- Y del envío.
- Nada, regalo de Navidad adelantado- Podría jurar que detrás de esa frase sonrió.
- Odio la Navidad y sos judío, dale, inventá algo más convincente- Bromeé.
- Es verdad, es verdad. Pero bueno, no perdía nada por intentar ¿no?…- Contestó riéndose- Che, hablando de eso… Al final nunca me contaste porqué odias la Navidad.
- No… no es nada, una boludez- Gadiel nunca supo qué fue lo que realmente pasó.
- Dale contame.
- Algún día te contaré- Le dije cada vez más cortante.
- No me dejes con la intriga, dale.
- ¿Lavaste los platos?- Le pregunté tratando de desviar el tema.
- ¿Qué platos?
- Ayer me dijiste que no podía lavarlos, que los lavabas vos más tarde.
- Ahora los lavo, pero no me cambies de tema, ¿Por qué…odias…la navidad?- Me preguntó insistente.
- ¿Qué haces hoy?
- Basta Dana, contame, no puede ser tan grave- De la insistencia a la impaciencia.
- Si no me decís qué haces a la noche no te puedo invitar a cenar Gale- Tenía que probar si eso funcionaba.
- Voy a salir con tu primo.
- ¿Con mi primo?- Pregunté sorprendida perdiendo por completo al personaje.
- Sí, vamos a ir a ver a una banda amiga ¿Querés venir?
- No, no quiero…
- Bueno. No vengas, ¿Pero podemos ir a cenar a tu casa después del recital?
- No sé, lo voy a pensar- Respondí un poco ofendida.
- ¿Ves?
- ¿Qué cosa?
- Siempre te salís con la tuya- Respondió falsamente enojado- No me contaste lo que quería saber y encima te ofendiste conmigo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario