Nos destruiran a todos!

viernes, 23 de enero de 2009

16.- Corazón delator

- ¡¿En coma?!- Pregunté alarmada.
- Sí, en coma- Respondió.
- ¿Y qué pensás hacer con eso?
- Nada, ya llamé, les dije algo así como: “Hola, buenos días, habla el que está en coma”, y bueno, me pasaron con un hombre que me dijo que iban a sacar la noticia de mi estado, pero se ve que no la sacaron del otro noticiero, ahora tengo que llamar a ese también.
- Ah, bueno, entonces hace eso porque no puede ser que estén divulgando información falsa.
- Sí, lo voy a hacer- Me contestó distraído, parecía que estaba pensando en otra cosa.
- ¿Che, que pasa?- Le pregunté ya que se había quedado completamente en silencio mirándome como si fuera la primera vez que me veía en serio.
- Me acabo de acordar- Susurró.
- ¿De qué te acabas de acordar?- Pregunté cada vez más confundida.
- Me acabo de acordar de lo que hice- Respondió disculpándose.
- ¿De que hiciste qué?, Me estás mareando Gadiel, ¿te explicás por favor?
- Me acuerdo de todo lo que pasó ése día. Antes sólo me acordaba de que estaba en el bar tomando unos cuantos tragos, y que salí, me subí al auto y empecé a manejar. Ahora me acuerdo de todo- Me explicó- Me acuerdo que ésa mañana salí más tarde de mi casa porque me había quedado dormido y entonces no te pude pasar a buscar, entonces fui para el local para verte un rato antes de trabajar y cuando llegué te vi…- Siguió, sin llegar a terminar.
- Bueno, en realidad no fue tan así, te explico lo que pasó fue que...- Intenté explicarle.
- No, no, vos no me tenés que explicar nada, acá el pelotudo soy yo, y soy el único que tiene que explicar las cosas- Me interrumpió.
- No, pero mira…
- Dana- Volvió a interrumpirme- calláte un minuto y escuchame por favor- Me pidió. Tras ver que yo había enmudecido siguió hablando- La realidad es que me comporté como un idiota, reaccioné mal, y en vez de hablarlo fui al bar y me embriagué, y para colmo como si no pudiera empeorar las cosas salí con el auto en ese estado y choqué. Te pido perdón aunque se que no alcanza sólo con una palabra.
- Bueno…- No sabía que responder ante lo que me había dicho- Tengo que admitir que en la parte de que sos un pelotudo y de que te comportaste como un idiota tenés razón. Pero bueno, en parte es por nuestra culpa y…
- Me estás sacando de quicio, ¡¿Podés parar un momento de echarte las culpas de todo Dana?!
- ¡Pero es que es culpa de Tiago y mía!
- ¡No! ¡No seas tan terca por favor! ¡Me enferma cuando te ponés tan testaruda!
- ¿Pasa algo chicos?- Preguntó Abel desde el vano de la puerta, que seguro había escuchado los gritos y se había preocupado.
- ¡No!- Gritamos al unísono Gadiel y yo.
- Ya veo- Nos respondió riéndose- Parece que es verdad que del amor al odio hay un solo paso- Susurró y cerró la puerta.
- Escuchame bien a ver si lo entendés tozudita- Continuó Gadiel en tono de amenaza- Vos podés hacer de tu vida lo que quieras porque el imbécil que te dejó fui yo. El que te hizo sufrir fui yo, y lamentablemente para mí no soy yo el que tiene el poder para decirte con quién te podés besar y con quién no. Y no quiero que te sientas culpable por haberte besado con Tiago.
- Pero yo te entiendo, porque Tiago es tu amigo, y es medio raro…
- No, no entendés nada Dana…- Me dijo frustrado bajando los ojos y mirando la sábana blanca.
- ¡¿Qué es lo que no entiendo Gadiel?! ¡Explicame por favor porque no logro entenderte!
- ¡Que te amo Dana! ¡Eso! ¡Te amo y me siento como un idiota porque me di cuenta después de haber cometido el peor error de mi vida!- Respondió mirándome nuevamente- Que me mató verte con Tiago. Que me mata verte con cualquier hombre que no sea yo. Que si hubiera sido por mí al insoportable del cine le rompía la cara sólo por haber gastado tu tiempo- Yo seguía en silencio sin poder creer que ésas palabras salieran de su boca- Te juro que me siento una basura por decirte esto, por hacerte pasar por esta situación, perdonáme- Terminó bajando la mirada avergonzado.

Una cosa era que los demás me dijeran que Gale me seguía queriendo, pero otra muy distinta era que él gritara con todas sus fuerzas que me amaba, y que el peor error de su vida había sido dejarme.
Estaba helada sin saber que hacer ni decir y sin embargo mi mente no paraba de pensar en todo, en sus ojos cuando me miraban, en sus canciones, en su sonrisa. Podría jurar que si en ese momento una persona se hubiera puesto a escuchar atentamente, hubiera logrado oír a mi cabeza funcionando.

- Yo se que no estoy en condiciones de pedirte nada, pero… ¿No me podrías dar un abrazo?- Me preguntó afligido después de unos incómodos y silenciosos minutos.

Una vez más, como para no perder la costumbre, sus ojos tenían un poder extraordinario de convencimiento en mí. Igual creo que no me equivoco al decir que ésta vez no había sido intencional.
No le respondí la pregunta con palabras, sólo me acerqué a su cama y pasé mis brazos por debajo de los suyos apoyando mi cabeza en su pecho.
Nos quedamos así por un buen rato. Con Gadiel no era necesario hablar o llenar espacios con palabras inservibles. Con Gadiel los abrazos eran en silencio porque lo único que teníamos que decirnos nos lo decíamos sin hablar.
Tenía los ojos cerrados y podía escuchar los latidos de su corazón, la melodía que guiaba mi vida.
Él tenía la cabeza apoyada en mi cabeza con los labios sobre mi frente.

- Igual todavía no te perdono que hayas dicho que era tu novia- Le dije, y cuando lo hice levante la cabeza para hablarle mirándolo a la cara, como un reflejo, entonces quedaron nuestras caras y labios a pocos centímetros. Sentí como los latidos aumentaban, parecía que el corazón iba a salir de su pecho.
- Perdón, lo que pasa es que extraño ése título- Dijo mientras se acercaba aún más.
- Y parece que del odio al amor hay un paso más- Comentó Abel riéndose mientras Gadiel me soltaba y yo de un salto terminaba en la cama.

2 comentarios:

Andrea dijo...

Hola, Guga!
Escribís muy bien! qué bueno leer estos cuentos!

te dejo un beso!

Lady Guga dijo...

Bueno gracias andrea, por leer y por el comentario (:

 
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