Nos destruiran a todos!

martes, 6 de enero de 2009

5.- El ensayo

En las últimas dos semanas lo había visto tantas veces a Gadiel que ya me había acostumbrado a él por completo. Error, mi cabeza me decía que había un error, que ahora cuando yo le firmara el papel, o cuando se cansara y se fuera, lo iba a extrañar aún más (si eso era posible). Pero a pesar de todo esto, hacía mucho tiempo que no estaba tan feliz, y no quería desperdiciar la oportunidad de serlo, aunque después de estar en la cima cayera nuevamente y me estrellara contra el suelo.
La última noche que había venido a comer a mi casa, después de haber estado toda la tarde conmigo en el local, me había propuesto ir a un ensayo de la banda, y yo como una tonta le había dicho que iría.
El problema no era el ensayo en sí ¿Qué mejor que ver a cinco personas sacar música del aire, y luego convertirla en canciones?
El problema era el ver tanta gente que había estado tratando de olvidar durante un año, porque no podía ser nada bueno para mi salud emocional. Pero al fin de cuentas, no podía estar pensando todo el tiempo en el futuro, tenía que disfrutar el presente.
Tenía lo que había querido durante meses, verlo a Gadiel, y aún más, él quería que fuera a un ensayo de su banda.
Así que me bañé, me enlisté, y esperé a que me mandara un mensaje de texto al celular para avisarme que estaba abajo esperándome. Apenas me llegó cerré la puerta y me subí al ascensor.
Cuando bajé y lo ví, y estaba exactamente como sabía que iba a estar. Apoyando la espalda contra la pared, las manos en los bolsillos del jean y con una sonrisa en la cara.

- Me parece que sos anormal Dana- Me dijo mientras me saludaba y se encaminaba a su auto.
- ¿Y a qué se debe esa reflexión?- Pregunté siguiéndolo.
- Bueno, primero lo evidente, no sos normal- Contestó riéndose- y segundo, sos la única mujer que conozco que no me tiene una hora esperándola para que se arregle- Prosiguió divertido.
- Puede ser, lo que pasa es que no me lleva tanto tiempo prepararme como a Samanta supongo.
- Si, debe ser eso- Me dijo cortante.

El viaje lo pasamos escuchando música. Nuestros gustos musicales siempre habían sido muy parecidos, así que no había ningún problema a la hora de poner un CD.
La sala no quedaba muy lejos de mi casa, por lo que no tardamos mucho en llegar. Aunque el viaje fue corto y sin palabras, me había quedado una idea dando vueltas por mi mente, y tenía que evacuarla. Estábamos por bajar del auto, y supe que no podía dejar escapar esta oportunidad.


- Esperá- Le dije mientras lo agarraba del brazo- Esperá un segundo.
- ¿Qué pasa?- Me preguntó muy confundido.
- Te tengo que preguntar algo pero no se si… es una desubicación preguntártelo pero… no se la verdad, es que no se…- Le contesté dudando de la iniciativa que había tenido hacía sólo segundos.
- Decilo de una vez que me estas poniendo nervioso Dana.
- Lo voy a decir de una vez y se que me voy a arrepentir, pero ¿Por qué cada vez que nombro a Samanta te pones rígido, y nervioso? como si…

Él me miraba atónito, sin palabras. Supongo que creía que la pregunta iba a ser más superficial.

- Mirá- Dije meditabunda- no se si es verdad o no, solo es algo que me pareció notar- agregué disculpándome- si no me querés responder no lo hagas, yo no te pido que lo hagas, sabes que no me voy a…
- Pará, pará, pará- Trataba de no parecer asombrado, pero se notaba a kilómetros de distancia que lo había tomado por sorpresa- No es que no te lo quiera decir- Me explicó- lo que pasa es que no vas a querer oírlo- Terminó en un susurro.

Esta vez me tomaba por sorpresa a mí. Había supuesto que me iba a negar todo, o que se iba a hacer el desentendido. Yo sabía muy bien que si me decía eso era porque realmente no quería escucharlo, pero ahora no podía ser yo la que se desentendiera del asunto.

- Ya sé que no me va a gustar lo que me digas, pero quiero escucharlo.

Meditó durante algunos segundos lo que le había dicho y se tomó algunos más para pensar lo que me iba a decir y la forma en que iba a hacerlo.

- Sé que aunque no te lo diga, vos vas a seguir con la idea fija o te vas a maquinar así que te lo voy a decir- Quedé expectante cuando terminó la frase- Me pongo cortante cuando hablamos de Samanta porque creo que estoy enamorado de otra mujer.

Definitivamente no esperaba eso, y entendí el porque de su precaución al decirme que no tenía que saberlo.
Helada por la sorpresa, me obligué a pensar con rapidez. Aunque él supiera que me importaba más que nada en el mundo no podía dejarle ver el grado de importancia que tenía en mí. Me bajé lo más rápido que pude del auto tratando de no tropezarme con nada, y de que no se me escapara ninguna lágrima. Las demostraciones de dolor las tenía que dejar para después.
Él me dio alcance rápido y mientras me abría la puerta para que pasara me susurró al oído.

- Esperaba que me preguntaras quién es.

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