El ensayo estuvo muy bueno, mucha música. Y realmente me divertí como hacía mucho tiempo que no lo hacía. Había estado conversando con Renata sobre muchas cosas y me había dado cuenta de que a ella tampoco le caía muy bien Marina.
- ¿Che Dana, venís a comer con nosotros?- Me dijo Gianni entretanto todos guardaban sus respectivos instrumentos.
- Si Enana dale, que tenemos que hablar de muchas cosas- Me animó Tiago mientras metía su bajo rojo en la funda y se la colgaba al hombro.
- Bueno, tampoco la presionen tanto, si no quiere venir no va a venir- Comentó Gadiel con un tono desinteresado.
- No, está bien, voy. Total mañana no tengo mucho que hacer- Respondí finalmente mirándolo a Gadiel.
- Bueno mejor- Me dijo mientras me sonreía evidentemente feliz de que yo fuera.
No podía dejar de asombrarme lo feliz que parecía Gadiel a veces sólo por un pequeño detalle mío, como haber aceptado a ir al ensayo con él, o que fuera a comer con sus amigos.
La cena fue lo normal, pizza y cerveza en la casa de los padres de Joaco y Nacho.
Mientras los hombres veían un partido de fútbol, las mujeres estábamos en al cocina hablando con la madre de Joaco y Nacho.
- ¿Y Danita? ¿Qué contas de tu vida?- Me preguntó la mamá de los chicos mientras me abrazaba muy cariñosamente.
- Nada Jose, lo de siempre, sigo con el local de música.
- Ah que bueno ¿Algún pretendiente que pueda reemplazar a Gale ya?- Me indagó tratando de ser misteriosa.
- No, todavía no- Le respondí con una sonrisa forzada.
Josefina no sabía lo lejos que estaba yo de encontrar a otro hombre, ni siquiera que reemplazara, solo que estuviera en el lugar de Gadiel. Pero era muy difícil, porque cada vez que veía a uno por la calle, no veía sus caras, sólo visualizaba la de Gadiel. Cuando alguno me hablaba, terminaba bruscamente la conversación. Supongo que había sido muy maleducada con todo el sexo masculino últimamente.
Minutos después apareció Gadiel, Radiante con una sonrisa de oreja a oreja.
- Bueno, yo me voy yendo porque mañana si que no puedo faltar al trabajo y se está haciendo muy tarde.
- ¿Qué, estuviste faltando al trabajo?- Preguntó muy sorprendida Josefina.
- Si, ¿Por qué lo preguntas?
- Y, porque vos nunca faltas. ¿Y qué te tuvo tan ocupado como para faltar al trabajo?- En ese momento quise meterme debajo de una gran piedra y no salir jamás. Yo no era de sonrojarme, pero podría jurar que un tomate era rosa comparado con mis mejillas en ese instante.
Gadiel me miró de reojo muy brevemente.
- Nada anduve arreglando cuentas pendientes- Contestó a la pregunta de Jose muy despreocupadamente.
- Ah, mirá vos- terminó por fin Josefina, no muy convencida de la respuesta.
- ¿Querés que te lleve Dana?- Preguntó Tiago. Los chicos ya habían entrado en la cocina, se ve que ya se estaban alistando para irse.
- No, gracias Tiago, pero me lleva Gadiel- Contesté mirando a Gadiel, que me miraba muy atentamente con una cara de disimulada desesperación que desapareció instantáneamente cuando lo miré.
- Bueno, como quieras. Entonces me voy. Chau a todos- Anunció Tiago con una mano en el aire, y ya saliendo por la puerta con el casco de puesto en la cabeza.
- Lo mismo digo- Agregó Gianni mientras empezaba a saludar a todos, igual que Renata.
- Un gusto Dana, ojalá te vea mas seguido- Me dijo Renata al saludarme, con una cálida sonrisa en la cara.
Renata me caía realmente bien. Me había dado cuenta, durante el transcurso de la noche, que ella era una chica simple y sencilla, sin muchas preocupaciones o aspiraciones, que era feliz aunque no tenía todo lo que quería, y valoraba todo lo que tenía.
- Lo mismo digo Renata- Aseguré sonriéndole.
Ya estábamos arriba del Focus cuando Gadiel me preguntó si la había pasado bien.
- Sí, la verdad es que la pase muy bien.
- Ví que te llevaste muy bien con Renata- Me dijo.
- Sí si, es muy amigable y muy sincera. No como Marina.
La cruda verdad era que la novia de Gastón me hacia acordar a Samanta, y por eso me caía tan mal.
Aunque Marina era morocha y tenia ojos verdes, lo que me hacía acordar a la novia de mi ex novio, era la superficialidad que las unía. Ellas catalogaban a la gente por su aspecto físico y eran muy soberbias cuando hablaban de sí mismas.
Yo sabía que Gastón era bastante superficial, pero todavía no me terminaba de cerrar como era que podía estar con esa chica y soportarla veinticuatro horas al día. Supongo que se podría decir lo mismo de Gadiel.
- ¿Así que no le querías decir a Jose que estuviste conmigo cuando faltaste al trabajo?- Pregunté luego de un período de silencio. Esa pregunta me había estado carcomiendo la mente desde que habíamos salido de la casa.
- Yo se lo hubiera dicho con todo gusto, pero me dio la impresión de que vos te ibas a morir de la vergüenza si se lo decía, así que mejor lo dejé ahí.
- Ah, bueno... supongo que... gracias- Dije totalmente anonadada.
- ¿Pensabas que me avergonzaba de haber estado con vos no?
- Si... no se... bueno- No podía terminar una frase sin sonar como una estúpida.
Me pareció escucharlo susurrar algo, pero supuse que si lo había susurrado, no quería que yo lo supiera.
- Bueno, llegamos.
- Bueno, gracias por traerme, en serio.
- No hay ningún problema- Me dijo amistosamente- Aunque yo se que si no fuera porque Tiago tiene una moto, vos te hubieras ido con el- Terminó la frase casi enojado, ¿o triste?
- No, nada que ver, si vengo con vos es porque quiero que me traigas vos- tanta sinceridad hace mal.
- Sí, claro ¿Me vas a decir que no le tenes terror a las motos?- Me preguntó muy incrédulo.
- No te lo voy a negar, pero aunque Tiago tuviera un auto yo hubiera venido con vos- Trate de sonar convincente- Después de todo, el que me trajo también fuiste vos, hubiera sido una descortesía si me hubiera ido con él- Pero tampoco muy desesperada.
No me contestó ni trato de negarme lo que había dicho. Sólo se limitó a mirarme con unos ojos que no pude leer.
- Bueno, entonces, hasta luego supongo.
- Hasta mañana- Me corrigió.
- ¿Vas a faltar mañana también?, te van a terminar despidiendo por mi culpa- Si para que se quedara conmigo el precio era perder el trabajo, me hubiera gustado que quedara desempleado.
- No, no te preocupes, voy a pasar después de trabajar. Tengo que mantener mi reputación de insistente insoportable.
- No te hagas problema que lo seguís manteniendo- bromeé y luego quedamos en silencio.
Tuve que juntar todas mis fuerzas para decirle a mi cuerpo que saliera del auto, pero mi mente no quería colaborar.Después de unos segundos en que se estaban debatiendo cuerpo y alma, logré abrir la puerta del coche y entrar en mi edificio, dejando al hombre de mis suspiros detrás.
- ¿Che Dana, venís a comer con nosotros?- Me dijo Gianni entretanto todos guardaban sus respectivos instrumentos.
- Si Enana dale, que tenemos que hablar de muchas cosas- Me animó Tiago mientras metía su bajo rojo en la funda y se la colgaba al hombro.
- Bueno, tampoco la presionen tanto, si no quiere venir no va a venir- Comentó Gadiel con un tono desinteresado.
- No, está bien, voy. Total mañana no tengo mucho que hacer- Respondí finalmente mirándolo a Gadiel.
- Bueno mejor- Me dijo mientras me sonreía evidentemente feliz de que yo fuera.
No podía dejar de asombrarme lo feliz que parecía Gadiel a veces sólo por un pequeño detalle mío, como haber aceptado a ir al ensayo con él, o que fuera a comer con sus amigos.
La cena fue lo normal, pizza y cerveza en la casa de los padres de Joaco y Nacho.
Mientras los hombres veían un partido de fútbol, las mujeres estábamos en al cocina hablando con la madre de Joaco y Nacho.
- ¿Y Danita? ¿Qué contas de tu vida?- Me preguntó la mamá de los chicos mientras me abrazaba muy cariñosamente.
- Nada Jose, lo de siempre, sigo con el local de música.
- Ah que bueno ¿Algún pretendiente que pueda reemplazar a Gale ya?- Me indagó tratando de ser misteriosa.
- No, todavía no- Le respondí con una sonrisa forzada.
Josefina no sabía lo lejos que estaba yo de encontrar a otro hombre, ni siquiera que reemplazara, solo que estuviera en el lugar de Gadiel. Pero era muy difícil, porque cada vez que veía a uno por la calle, no veía sus caras, sólo visualizaba la de Gadiel. Cuando alguno me hablaba, terminaba bruscamente la conversación. Supongo que había sido muy maleducada con todo el sexo masculino últimamente.
Minutos después apareció Gadiel, Radiante con una sonrisa de oreja a oreja.
- Bueno, yo me voy yendo porque mañana si que no puedo faltar al trabajo y se está haciendo muy tarde.
- ¿Qué, estuviste faltando al trabajo?- Preguntó muy sorprendida Josefina.
- Si, ¿Por qué lo preguntas?
- Y, porque vos nunca faltas. ¿Y qué te tuvo tan ocupado como para faltar al trabajo?- En ese momento quise meterme debajo de una gran piedra y no salir jamás. Yo no era de sonrojarme, pero podría jurar que un tomate era rosa comparado con mis mejillas en ese instante.
Gadiel me miró de reojo muy brevemente.
- Nada anduve arreglando cuentas pendientes- Contestó a la pregunta de Jose muy despreocupadamente.
- Ah, mirá vos- terminó por fin Josefina, no muy convencida de la respuesta.
- ¿Querés que te lleve Dana?- Preguntó Tiago. Los chicos ya habían entrado en la cocina, se ve que ya se estaban alistando para irse.
- No, gracias Tiago, pero me lleva Gadiel- Contesté mirando a Gadiel, que me miraba muy atentamente con una cara de disimulada desesperación que desapareció instantáneamente cuando lo miré.
- Bueno, como quieras. Entonces me voy. Chau a todos- Anunció Tiago con una mano en el aire, y ya saliendo por la puerta con el casco de puesto en la cabeza.
- Lo mismo digo- Agregó Gianni mientras empezaba a saludar a todos, igual que Renata.
- Un gusto Dana, ojalá te vea mas seguido- Me dijo Renata al saludarme, con una cálida sonrisa en la cara.
Renata me caía realmente bien. Me había dado cuenta, durante el transcurso de la noche, que ella era una chica simple y sencilla, sin muchas preocupaciones o aspiraciones, que era feliz aunque no tenía todo lo que quería, y valoraba todo lo que tenía.
- Lo mismo digo Renata- Aseguré sonriéndole.
Ya estábamos arriba del Focus cuando Gadiel me preguntó si la había pasado bien.
- Sí, la verdad es que la pase muy bien.
- Ví que te llevaste muy bien con Renata- Me dijo.
- Sí si, es muy amigable y muy sincera. No como Marina.
La cruda verdad era que la novia de Gastón me hacia acordar a Samanta, y por eso me caía tan mal.
Aunque Marina era morocha y tenia ojos verdes, lo que me hacía acordar a la novia de mi ex novio, era la superficialidad que las unía. Ellas catalogaban a la gente por su aspecto físico y eran muy soberbias cuando hablaban de sí mismas.
Yo sabía que Gastón era bastante superficial, pero todavía no me terminaba de cerrar como era que podía estar con esa chica y soportarla veinticuatro horas al día. Supongo que se podría decir lo mismo de Gadiel.
- ¿Así que no le querías decir a Jose que estuviste conmigo cuando faltaste al trabajo?- Pregunté luego de un período de silencio. Esa pregunta me había estado carcomiendo la mente desde que habíamos salido de la casa.
- Yo se lo hubiera dicho con todo gusto, pero me dio la impresión de que vos te ibas a morir de la vergüenza si se lo decía, así que mejor lo dejé ahí.
- Ah, bueno... supongo que... gracias- Dije totalmente anonadada.
- ¿Pensabas que me avergonzaba de haber estado con vos no?
- Si... no se... bueno- No podía terminar una frase sin sonar como una estúpida.
Me pareció escucharlo susurrar algo, pero supuse que si lo había susurrado, no quería que yo lo supiera.
- Bueno, llegamos.
- Bueno, gracias por traerme, en serio.
- No hay ningún problema- Me dijo amistosamente- Aunque yo se que si no fuera porque Tiago tiene una moto, vos te hubieras ido con el- Terminó la frase casi enojado, ¿o triste?
- No, nada que ver, si vengo con vos es porque quiero que me traigas vos- tanta sinceridad hace mal.
- Sí, claro ¿Me vas a decir que no le tenes terror a las motos?- Me preguntó muy incrédulo.
- No te lo voy a negar, pero aunque Tiago tuviera un auto yo hubiera venido con vos- Trate de sonar convincente- Después de todo, el que me trajo también fuiste vos, hubiera sido una descortesía si me hubiera ido con él- Pero tampoco muy desesperada.
No me contestó ni trato de negarme lo que había dicho. Sólo se limitó a mirarme con unos ojos que no pude leer.
- Bueno, entonces, hasta luego supongo.
- Hasta mañana- Me corrigió.
- ¿Vas a faltar mañana también?, te van a terminar despidiendo por mi culpa- Si para que se quedara conmigo el precio era perder el trabajo, me hubiera gustado que quedara desempleado.
- No, no te preocupes, voy a pasar después de trabajar. Tengo que mantener mi reputación de insistente insoportable.
- No te hagas problema que lo seguís manteniendo- bromeé y luego quedamos en silencio.
Tuve que juntar todas mis fuerzas para decirle a mi cuerpo que saliera del auto, pero mi mente no quería colaborar.Después de unos segundos en que se estaban debatiendo cuerpo y alma, logré abrir la puerta del coche y entrar en mi edificio, dejando al hombre de mis suspiros detrás.
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