Suelo obsesionarme mucho. Pero mucho, y con cualquier cosa.
Soy de esas personas que se obsesionan con las golosinas y hasta que no se asquean de ella no dejan de comerlas.
O por ejemplo, también soy de esas que ven una serie o leen un libro y se obsesionan con uno de los personajes, o con la serie misma.
Lo molesto de mis obsesiones es que son obsesiones intensas y pasajeras. Llegué a tener guardadas fotos de actores porque personificaban al personaje que me gustaba, o incluso me hice un par de fotologs en honor a estos personajes. Pero son cosas que no me duran, no soy constante.
Por ahí veo un capítulo de una serie “x” una noche, y al día siguiente no puedo parar de pensar en esa historia. Y al día otro día tampoco puedo dejar de maquinarme con eso. Y al día siguiente tampoco, y así sucesivamente.
También me obsesiono con las bandas. Tanto es así que puedo recordar mi vida y mis épocas por su música. Y es por eso que busco constantemente nuevas bandas o nuevos estilos musicales, porque mi música me satura. Y esto pasa porque la escucho hasta el cansancio. O quizás me obsesiono sólo con una canción, entonces pongo sólo esa canción en el reproductor, y le doy al botoncito “Repetir”, entonces posiblemente estoy seis horas escuchando la misma canción.
Voy a poner un ejemplo concreto para que sea más fácil de entenderme. Me acuerdo que mi tercer año de secundaria me la pasé escuchando Led Zeppelin y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, comprando en los recreos “picos dulces”, leyendo repetidísimas veces libros de Ágatha Christie, o releyendo por enésima vez toda la saga de Harry Potter, viendo la serie Supernatural, y estuve obsesionada con su personaje Dean, y también con el actor que lo interpreta.
Muchas de estas cosas me siguen gustando, pero en su momento eran cosas que no podía dejar de hacer, o dejar de imaginarlas. Era cuestión de estar en clase y mientras escuchaba a la profesora de físico-química explicar un sistema de fuerzas, también me acordaba de cómo mataban a Sirius o deliraba imaginando a Jensen Ackles.
No es algo que a una persona normal le molestaría de si mismo. Pero es algo que me molesta y mucho de mí misma, porque en cierto punto es algo que interfiere con mi vida cotidiana, ya que, como dije antes, tengo una mente eficaz, y cuando digo “pensar todo el tiempo en algo” no es una exageración en mi caso.
Soy de esas personas que se obsesionan con las golosinas y hasta que no se asquean de ella no dejan de comerlas.
O por ejemplo, también soy de esas que ven una serie o leen un libro y se obsesionan con uno de los personajes, o con la serie misma.
Lo molesto de mis obsesiones es que son obsesiones intensas y pasajeras. Llegué a tener guardadas fotos de actores porque personificaban al personaje que me gustaba, o incluso me hice un par de fotologs en honor a estos personajes. Pero son cosas que no me duran, no soy constante.
Por ahí veo un capítulo de una serie “x” una noche, y al día siguiente no puedo parar de pensar en esa historia. Y al día otro día tampoco puedo dejar de maquinarme con eso. Y al día siguiente tampoco, y así sucesivamente.
También me obsesiono con las bandas. Tanto es así que puedo recordar mi vida y mis épocas por su música. Y es por eso que busco constantemente nuevas bandas o nuevos estilos musicales, porque mi música me satura. Y esto pasa porque la escucho hasta el cansancio. O quizás me obsesiono sólo con una canción, entonces pongo sólo esa canción en el reproductor, y le doy al botoncito “Repetir”, entonces posiblemente estoy seis horas escuchando la misma canción.
Voy a poner un ejemplo concreto para que sea más fácil de entenderme. Me acuerdo que mi tercer año de secundaria me la pasé escuchando Led Zeppelin y Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, comprando en los recreos “picos dulces”, leyendo repetidísimas veces libros de Ágatha Christie, o releyendo por enésima vez toda la saga de Harry Potter, viendo la serie Supernatural, y estuve obsesionada con su personaje Dean, y también con el actor que lo interpreta.
Muchas de estas cosas me siguen gustando, pero en su momento eran cosas que no podía dejar de hacer, o dejar de imaginarlas. Era cuestión de estar en clase y mientras escuchaba a la profesora de físico-química explicar un sistema de fuerzas, también me acordaba de cómo mataban a Sirius o deliraba imaginando a Jensen Ackles.
No es algo que a una persona normal le molestaría de si mismo. Pero es algo que me molesta y mucho de mí misma, porque en cierto punto es algo que interfiere con mi vida cotidiana, ya que, como dije antes, tengo una mente eficaz, y cuando digo “pensar todo el tiempo en algo” no es una exageración en mi caso.
2 comentarios:
Ah, caramba.
Todos los posts subidos el mismo día???
Caramba, carambolillas!
Te voy a decir algo: una pena tanta energía psíquica que uno gasta en estas obsesiones...lo mejor que te puede pasar es uqe sean pasajeras!
besos monescos
Tengo blog , pero no entiendo el tuyo, que son esas cosas tan largas?:P
Publicar un comentario