La mujer se levantó y se limpió la boca con el reverso de su mano, manchándola así de escarlata. En el piso yacía una niña. De pelo castaño y caperucita roja. Sus ojos, ya sin vida, aún la acusaban con la mirada.
–Gracias caperucita —dijo la mujer—, por el almuerzo.
(¿Qué es una minisaga?)
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