Nos destruiran a todos!

martes, 13 de enero de 2009

11.- Día negro

- Ya está subiendo- Me dijo sombríamente Gadiel mientras agarraba su saco.
- No te tenés que ir, no, bueno en realidad sí pero yo…- Contesté estúpidamente.
- Espero que la pases bien y que te diviertas con Tiago.
- Gracias…

Se escuchó como se cerraba la puerta del ascensor mientras Gadiel abría la puerta. Tiago se había quedado helado con la mano alzada en dirección al timbre.

- Hola Gale, hola enana- Saludó Tiago preguntando sólo con la expresión de su cara porque estaba Gadiel al lado mío.
- Hola Tiago- Contestamos los dos al unísono. Aunque mi saludo fue un poco mas amistoso que el de Gadiel.
- Ehm, vamos saliendo, o…- Tiago no termino la frase, supongo que esperando a que Gadiel se despidiera.
- Esperame que cierro con llave- Respondí.

Entramos en el ascensor, Tiago iba parado a mi derecha y Gadiel a mi izquierda, y yo un paso mas adelante. Los tres mirando hacia la puerta esperando a que se abriera así podríamos escapar de el silencio tan incómodo que se había creado.

- Bueno chicos, me voy yendo, no quiero incomodar- Se despidió Gadiel y me dedicó una de sus espectaculares sonrisas.
- ¿Entonces nos vemos mañana?- Pregunté.
- Sí, te prometo que voy a pasar.
- Chau Gale cuidate.
- Chau, vos también- Respondió Gadiel dándole la mano a Tiago.

Yo sinceramente no quería ir en moto. Me aterraba la idea de que se diera vuelta o que yo me soltara por un momento y me cayera. Quizás eran fantasías infantiles, o uno de mis miedos tontos, pero no me quedaba otra opción que ir en moto con Tiago.
Subimos a la preciosa pero temible moto plateada y Tiago me dio el casco de acompañante, que como siempre era el más feo y el más incómodo. En cambio el de él era muy lindo y parecía de motocross.
Nunca hubiera esperado que me gustara ni un poquito el haber andado en moto. Al principio me agarré tan fuerte de Tiago que me sorprendí de que no se quejara de la presión que estaba ejerciendo en él con mis brazos. Pero después de un rato me relajé al ver que no corría ningún peligro mortal, y fui soltando poco a poco el gancho que había hecho alrededor del torso de mi compañero y me deje disfrutar del aire que suavemente acariciaba mis cara y mi pelo.
La sensación que sentí en ese momento fue de completa libertad, me sentía como un águila planeando sobre un gran valle.

- ¿Y? ¿Fue muy malo o se pudo sobrellevar?- Preguntó Tiago cuando paramos en frente de una pizzería y bajamos de la moto.
- Tengo que admitir que mis miedos eran infundados en cierto sentido- Afirmé- Porque por un lado me muy bien con el aire acariciándome la piel, pero por el otro sigue siendo muy peligrosa. Una experiencia interesante, por ahí algún día te pido que me lleves a dar otra vueltita.
- Ajajá, trato hecho- Dijo riéndose.
- Che, por curiosidad nada más, ¿Qué moto es?- Pregunté mientras entrábamos al lugar.
- Una Kawasaki Ninja, ¿Te vas a comprar una?- Me preguntó todavía riéndose.
- Uno nunca sabe- Respondí. Quizás algún día me compre una.
- Gracias a un solo viaje pasaste de detestar las motos a pensar en comprarte una- Bromeó.

La cena fue de lo más normal, estuvimos hablando de cuando nos conocimos, le pregunté que pasó con Romina que no la vió más, y me dijo que a la semana dejó de hablar con ella porque era medio insoportable. En definitiva en su momento Gadiel tuvo razón.
También estuvimos hablando de lo que habíamos estado haciendo durante los meses que no nos habíamos visto.
Después de terminar de comer y hablar del pasado pagamos la cuenta y nos subimos a mi recién descubierto hobby. Nuevamente tuve una muy buena sensación arriba de la moto y cuando llegamos a mi casa me sorprendió lo rápido que habíamos llegado sin que yo me diera cuenta.

- Bueno, llegamos, supongo que me voy porque es un poco tarde.
- Está bien, nos vemos Tiago.
- Chau Danita- Me saludó dándome un beso en la mejilla, y se fue.

Cuando subí al departamento me acordé de algo. Se suponía que hoy iba a pasar algo, algo que Gadiel no iba a querer oír. Me senté en el sillón e intenté recordar cada momento del día de hoy que pudiera ser alarmante, o desagradable. Pero no encontré ningún segundo del día en el cual no me hubiera sentido más que bien.
Primero en principal, había estado prácticamente todo el día con Gadiel inclusive una parte de la noche hasta que llegó Tiago. Después estaba el hecho de que me había dado cuenta de que las motos no eran tan malas y había descubierto una sensación nueva digna de experimentar.
¿Cómo podía haber algo desagradable en un día tan maravilloso?
Con esta incógnita me fui a la cama, porque mañana no quería faltar al trabajo.
Despertador insoportable, me levanto nada más que porque no soporto más su frenética y estúpida musiquita.
Me levanté y me pegué el pie contra la cama, “un dedo menos” pensé entre lágrimas del dolor.
Cuando llegué a la cocina me serví café en una taza que se me cayó al piso dejando café y pedazos de arcilla por todos lados. Entonces decidí que no iba a desayunar y me dirigí hacia el baño. Cuando estaba a mitad de la ducha se apagó al calefón y la otra mitad del baño la pasé tiritando bajo el agua helada.
Cuando estaba saliendo me resbalé y para no caerme al piso y matarme me agarré de la cortina del baño la cual se rompió toda.
El día se estaba poniendo cada vez peor igual que mi humor.
Llegué al local, abrí la puerta de la persiana, entré y la levanté. Del otro lado esperando a que terminara estaba Tiago.

- Buenas, ¿Qué tal tu día?- Preguntó evidentemente de buen humor.
- Yendo de mal en peor- Contesté con fastidio.
- Estoy dispuesto a ponerte de buen humor.
- Intentalo- Era inútil pero no quería pelear con Tiago. Había sólo una persona que me podría haber arrancado una sonrisa en ese momento, y hoy justamente no me había pasado a buscar.
- Bueno, primero voy a empezar por contarte que hice un tema nuevo para la banda, y quiero que lo leas para que me digas qué te parece.
- A ver, dame- Le dije estirando la mano tratando de ponerle un poco de onda al día.

Me senté en la puerta del local y él se vino a sentar al lado mío y se quedó mirándome mientras leía su composición.
La canción era buena, quizás tenía algunas palabras que podían ser reemplazadas por unas un poco más vistosas, y además tenía un vocabulario un poco básico, pero el esqueleto de la canción era interesante.

- Tengo que admitir que no pensé que iba a ser tan bueno- Afirmé mirándolo arrepentida.
- Supongo que gracias, aunque eso quiera decir que esperabas menos de mí.
- No, no te confundas, no es que estuviera diciendo que no tenía buenas expectativas. Pero en general tus canciones son un poco más superficiales y no hablan de temas profundos.
- Lo que pasa es que hay una persona que anda desentonizando mi cabeza.
- ¿Hay una chica capaz de hacer eso Tiago?- Pregunté riéndome.
- Eh, ¿tan insensible me crees?- Respondió ofendido.
- No creo que seas insensible, sólo creo que ninguna chica sobre la faz de la tierra es capaz de entretenerte por más de una semana- Eso me lo había enseñado Gadiel.
- Hay una y la conocés- Me dijo con una mirada intensa.
- ¿La conozco?
- Y muy bien- Me respondió acercándose.

No entendí lo que estaba haciendo hasta que sus labios estaban sobre los míos, y para ese momento ya era muy tarde y él había agarrado mi mentón suavemente atrayéndolo hacia si mismo.

- Ah pero que linda pareja, la verdad es que los felicito- Escuché que decía una voz mientras trataba de apartar mi cara de la de Tiago- Gracias hermano, yo sabía que podía confiar en vos. Y vos Dana…- Era Gadiel que estaba fuera de sí en la vereda mirándonos- Bueno, yo… no puedo decir nada- Y se calló la boca.
- Gadiel, para amigo…- Intentó decirle Tiago.
- ¿Amigo?, amigos se dicen las personas que saben que pueden confiar en el otro- Lo interrumpió Gadiel casi en voz de grito.

Después de haber dicho esto se encaminó a su auto y en tres segundos ya estaba en la otra cuadra.

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