Yo todavía estaba shockeada por todo lo que había pasado en tan poco tiempo.
- Sos un imbécil- Le dije a Tiago con voz de odio.
- ¿Por qué?- Preguntó confundido.
- ¿Encima tengo que explicártelo?
- ¿Seguís enamorada de Gale no?- Preguntó convencido.
- No tengo porque responderte eso- Le espeté muy enojada- Encima Gadiel que se fue así, no sé que bicho le picó.
- Gadiel tenía razón, estás ciega.
- ¿Qué?- Pregunté confundida saliendo de mi ensimismamiento.
- Que él se muere por vos y vos ni cuenta te das.
- ¿Qué?- Repetí más confundida que antes.
- Eso, que Gale se fue así porque esta enamorado de vos.
- No, eso es imposible, él me dejó por Samanta… imposible, deja de decir estupideces Tiago… yo confiaba en vos y ahora con esto… te tengo que matar- Le dije enfurecida.
- Claro, ahora termino siendo el malo de la película.
- Ay, andate Tiago por favor, necesito pensar.
- Bueno, me voy, pero después te voy a llamar- Insistió.
- Sí, lo que digas- Le contesté. Iba a desconectar el teléfono.
Tenía una confusión indescriptible en mi cabeza. Simplemente no me podía quedar en el local, tenía que irme a mi casa, o buscar a Gadiel. No a Gadiel no, Tiago estaba bromeando, Gadiel no estaba enamorado de mí, era mentira.
Cerré lo más rápido que pude y me fui a tomar el colectivo de vuelta.
Ya en mi cama traté de analizar la situación. Si Gadiel hubiera estado enamorado de mí no me hubiera dejado ¿o no? Era incompatible su accionar con sus supuestos sentimientos. Pero justo cuando estaba justificando mi teoría me acordé de algo.
“Soy fuerte sí, eso no te lo niego. Pero cuando una persona se enamora queda perdida para siempre.” Eran las mismas palabras que me había dicho Gadiel en mi local el día después de su “regreso”.
¿Eso justificaba su reacción de hoy al mediodía?
“Me pongo cortante cuando hablamos de Samanta porque creo que estoy enamorado de otra mujer.”
“Esperaba que me preguntaras quién es.”
Cada recuerdo lo hacía peor, cada memoria me hacía sentir más y más estúpida que antes, por no darme cuenta.
Ahora sí, definitivamente tenía que hablar con Gadiel.
El teléfono lo había desconectado porque Tiago me había hartado, le había cortado seis veces antes de que pudiera decir más que un “hola”, y al final había decidido cumplir lo que había dicho y lo había dejado descolgado. Aún cuando dejé en claro que no quería hablar con él insistió con mi celular que no apagué por si acaso de que llamara Gadiel.
Después de un rato intenté llamarlo a Gale a su celular, pero no me atendía.
A la quinta vez atendió y se escuchaba un ruido muy fuerte de copas, gente hablando, música muy fuerte y cosas que golpeaban. Él estaba en su bar favorito evidentemente tomando algo.
- ¿Qué querés?- Preguntó gangosamente.
- Quiero hablar con vos- Le respondí firmemente.
- Andá a hablar con Tiago que seguro que te entiende mejor- Me dijo muy resentido.
- No seas idiota Gadiel haceme el favor.
- Soy un idiota porque pensé que él era mi amigo a pesar de todo, y vos… vos…- Nunca terminó la frase y colgó el teléfono.
Estaba muy preocupada porque Gadiel cuando estaba ebrio era de hacer cosas tontas de las que después se arrepentía una vez sobrio.
Probablemente él no quería verme por la forma en que me había contestado, así que llamé a Gianni y le pedí que lo fuera a buscar al bar. Él como siempre muy dispuesto me dijo que ya salía para ahí, entonces me quedé un poco más tranquila y le pedí que me avisara cuando lo encontrara.
Me tiré en la cama a la espera de noticias sobre la persona que mas me importaba en este mundo. No podía pensar en otra cosa que no fuera en él. Y entonces no pude evitarlo y me puse a llorar como no lo hacía desde hacía algún tiempo. Lo había bloqueado tanto el llanto que ya me había desacostumbrado al sentimiento de liberación y desahogo que causaba el correr de las lágrimas.
Al final entre tanto sollozo me terminé durmiendo y cuando me desperté por los insistentes llamados de Tiago a mi celular, ya eran las siete de la tarde.
Apenas estuve despierta como para agarrar el celular, lo llamé a Gianni pero no atendía, fue entonces que esperé lo peor.
Tiago seguía llamando y yo me ponía cada vez más histérica. Quería saber que él estaba en su casa durmiendo en su cama o con mucha resaca. Aunque no quisiera hablarme, aunque me volviera a condenar nuevamente a no verlo nunca más. Quería saber que la única persona por la cual mi corazón seguía latiendo estaba bien, quería que me dijera “Dale Dana, no te preocupes todo va a estar bien” y me sonriera, y yo perdiera el aliento por un par de segundos.
- ¿Qué es lo que querés Tiago? ¿No te das cuenta de que no quiero hablar con vos?- Pregunté gritándole a través del celular.
- Quiero decirte que vengas ya para el hospital alemán porque Gadiel esta internado.
- ¡¿Qué?!- Estaba desquiciada.
- Dale no pierdas más tiempo.
- ¿Pero cómo? ¿Qué pasó?- Interrogué desesperada.
- ¿Podés venir y te explico acá por favor?- Me respondió preguntándome insistente.
- Sí, ya salgo para allá.
El viaje hasta el hospital fue muy largo. Pasaban las calles pero yo no veía ninguna diferencia, cuanto más tiempo pasaba sin verlo y comprobando que estaba ahí más perdía la paciencia. Definitivamente este era un día muy malo, es más, podría decir que malísimo.
- Hola buenas noches- Le dije a la recepcionista del hospital- ¿Me podría decir en que habitación se encuentra Gadiel Arzt?
- Mire, en este momento no puede verlo.
- No me importa señorita- Le dije ya muy histérica- sólo quiero saber en que habitación está.
- Está en la habitación doscientos seis en el piso dos.
- Muchísimas gracias por su ayuda- Le dije sarcásticamente antes de encaminarme al ascensor.
Cuando llegué al piso en el que se encontraba la habitación caminé por los pasillos buscando a alguien que pudiera decirme qué había pasado.
Después de dar la vuelta en un pasillo a unos metros lo ví a Gianni que estaba abrazado a Renata. Cuando Renata me vió me sonrió sin ganas. Atrás de ellos estaban Nacho y Joaquín sentados en un banco con su madre. En el banco que estaba en frente se encontraba la prima, la madre y el padre de Gadiel. Caminé lo más rápido posible hacia donde estaban ellos.
- Hola Dana- Me saludó fríamente la madre de Gadiel. Seguro que se había enterado que todo esto era por culpa mía. Igualmente aunque no hubiera sido mi culpa nunca le había caído bien a Laura.
- Hola Danita, que bueno que viniste, me alegro de verte- Me saludó Abel, el padre de Gadiel.
- Hola Laura, hola Abel- Les respondí el saludo- Hola Sabri, hola chicos- Saludé a los sobrantes.
- Hola- Saludaron todos al unísono ante mi saludo.
- Hola desaparecida, tengo que hablar con vos- Respondió la prima de Gadiel.
- ¿Puede ser en otro momento?- Pregunté un poco atareada, sólo tenía concentración para el estado de la salud de Gadiel y necesitaba hablar con Renata y Gianni para informarme en ese momento.
- No hay problema.
Me dirigí nuevamente hacia Renata y a Gianni buscando respuestas un poco desesperada. Tenía ganas de llorar otra vez, pero no quería hacerlo ahí. Si yo me ponía a llorar probablemente la gran mayoría lo haría también.
- Estaba muy borracho, pasó un semáforo en rojo y un Citröen C3 se lo llevó puesto- Me dijo Renata pesadamente. Ahogué un grito justo cuando estaba por salir de mi garganta.
- Pero ¿Cómo…¿Está bien? ¿Qué le pasó? ¿Qué tiene?- Pregunté en un intento de que Renata me respondiera todo eso en una sola oración- Es todo por culpa mía, soy una imbécil…- No lo aguanté más y me largué a llorar desesperadamente, no me alcanzaba el aire para llorar todo lo que quería, no me alcanzaban las lágrimas para expresar el dolor que en ese momento sentía.
- Tiene un par de fracturas- Ahogué otro grito- Y unos cortes leves nada más, de lo que hay que preocuparse es de que no pierda mucha sangre mientras lo operan- Terminó Gianni. Gadiel era cero negativo, si perdía mucha sangre iba a ser un poco difícil encontrar un donante ya que sus padres eran adoptivos- No es culpa tuya, no seas tonta Dana- Siguió Gianni- Gadiel eligió comportarse de esa manera y es lo que le pasó, no estoy diciendo que se lo mereciera, pero si chocó es porque tenía mucho alcohol encima- Me trató de tranquilizar sin éxito.
- Yo soy cero negativo, de eso no hay que preocuparse- Dije apesadumbrada, pero feliz por poder ayudarlo. Después de todo ser dadora universal iba a servir de algo- Si tengo la culpa Gianni, porque si Gale tenía mucho alcohol encima es por culpa mía- Le dije intentando completar la frase entre sollozos.
- ¿Por qué decís que es por culpa tuya?- Preguntó un poco confundido, seguro Tiago no había contado toda la historia.
- Porque Gale se fue al bar porque nos vio a Tiago y a mi besándonos.
- Uh, entonces sí creo que un poco de culpa tenés- Dijo Gianni disculpándose.
- ¡Giano!- Lo regañó Renata.
- Bueno Reni, pero si Dana sabía que Gadiel estaba enamorado de ella no puede ir por ahí besándose con su mejor amigo, si se le puede decir mejor amigo, Tiago no tiene perdón.
- ¿Vos también diciendo que Gadiel está enamorado de mí?- Pregunté enojada omitiendo la parte de Tiago.
- ¿No te habías dado cuenta Dana? Era evidente, perdón que te lo diga- Me dijo Renata- Entonces esto te saca las culpas- Me dijo mirándolo a Gianni- Porque vos lo besaste a Tiago sin saber que Gadiel estaba enamorado de vos.
- Mira, yo no creo que Gadiel esté enamorado de mí, pero aún así Tiago me besó y no yo a él- Me defendí.
- No, la verdad es que Gale no te ama y por eso le molestó mucho que te estuvieras besando con su mejor amigo- Dijo sarcásticamente alguien atrás mío. Era nacho que se había acercado sigilosamente y ni siquiera lo había oído.
- Mira Nacho, no tiene sentido, si Gadiel me amara no me hubiera dejado, fin de la cuestión.
- ¿Y si Gale se dio cuenta de que te amaba después de haberte dejado? Dicen por ahí que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde- Contraatacó Nacho.
- No creo que una persona se arrepienta de haberme dejado teniendo a Samanta al lado.
- Hablando de Samanta- Comentó Joaco que se había acercado a nosotros junto con su hermano y su madre- ¿Alguien le avisó?
- Yo la llamé- Respondió Renata.
- ¿Y por qué no vino?- Interrogó Nacho.
- Dijo que terminaba la sesión de fotos y venía- Contestó Renata con repulsión poniendo los ojos en blanco.
Todos se callaron ahorrándose sus comentarios sobre Samanta. Nunca nadie la quiso, y eso no iba a cambiar ahora. Pero yo no podía pensar en ella.
- Si le pasa algo me muero- Dije en un susurro antes de ponerme a llorar con mucha mas fuerza que antes.
Todos me miraron muy sorprendidos, porque sabían que cada una de mis palabras eran verdad.
- Sos un imbécil- Le dije a Tiago con voz de odio.
- ¿Por qué?- Preguntó confundido.
- ¿Encima tengo que explicártelo?
- ¿Seguís enamorada de Gale no?- Preguntó convencido.
- No tengo porque responderte eso- Le espeté muy enojada- Encima Gadiel que se fue así, no sé que bicho le picó.
- Gadiel tenía razón, estás ciega.
- ¿Qué?- Pregunté confundida saliendo de mi ensimismamiento.
- Que él se muere por vos y vos ni cuenta te das.
- ¿Qué?- Repetí más confundida que antes.
- Eso, que Gale se fue así porque esta enamorado de vos.
- No, eso es imposible, él me dejó por Samanta… imposible, deja de decir estupideces Tiago… yo confiaba en vos y ahora con esto… te tengo que matar- Le dije enfurecida.
- Claro, ahora termino siendo el malo de la película.
- Ay, andate Tiago por favor, necesito pensar.
- Bueno, me voy, pero después te voy a llamar- Insistió.
- Sí, lo que digas- Le contesté. Iba a desconectar el teléfono.
Tenía una confusión indescriptible en mi cabeza. Simplemente no me podía quedar en el local, tenía que irme a mi casa, o buscar a Gadiel. No a Gadiel no, Tiago estaba bromeando, Gadiel no estaba enamorado de mí, era mentira.
Cerré lo más rápido que pude y me fui a tomar el colectivo de vuelta.
Ya en mi cama traté de analizar la situación. Si Gadiel hubiera estado enamorado de mí no me hubiera dejado ¿o no? Era incompatible su accionar con sus supuestos sentimientos. Pero justo cuando estaba justificando mi teoría me acordé de algo.
“Soy fuerte sí, eso no te lo niego. Pero cuando una persona se enamora queda perdida para siempre.” Eran las mismas palabras que me había dicho Gadiel en mi local el día después de su “regreso”.
¿Eso justificaba su reacción de hoy al mediodía?
“Me pongo cortante cuando hablamos de Samanta porque creo que estoy enamorado de otra mujer.”
“Esperaba que me preguntaras quién es.”
Cada recuerdo lo hacía peor, cada memoria me hacía sentir más y más estúpida que antes, por no darme cuenta.
Ahora sí, definitivamente tenía que hablar con Gadiel.
El teléfono lo había desconectado porque Tiago me había hartado, le había cortado seis veces antes de que pudiera decir más que un “hola”, y al final había decidido cumplir lo que había dicho y lo había dejado descolgado. Aún cuando dejé en claro que no quería hablar con él insistió con mi celular que no apagué por si acaso de que llamara Gadiel.
Después de un rato intenté llamarlo a Gale a su celular, pero no me atendía.
A la quinta vez atendió y se escuchaba un ruido muy fuerte de copas, gente hablando, música muy fuerte y cosas que golpeaban. Él estaba en su bar favorito evidentemente tomando algo.
- ¿Qué querés?- Preguntó gangosamente.
- Quiero hablar con vos- Le respondí firmemente.
- Andá a hablar con Tiago que seguro que te entiende mejor- Me dijo muy resentido.
- No seas idiota Gadiel haceme el favor.
- Soy un idiota porque pensé que él era mi amigo a pesar de todo, y vos… vos…- Nunca terminó la frase y colgó el teléfono.
Estaba muy preocupada porque Gadiel cuando estaba ebrio era de hacer cosas tontas de las que después se arrepentía una vez sobrio.
Probablemente él no quería verme por la forma en que me había contestado, así que llamé a Gianni y le pedí que lo fuera a buscar al bar. Él como siempre muy dispuesto me dijo que ya salía para ahí, entonces me quedé un poco más tranquila y le pedí que me avisara cuando lo encontrara.
Me tiré en la cama a la espera de noticias sobre la persona que mas me importaba en este mundo. No podía pensar en otra cosa que no fuera en él. Y entonces no pude evitarlo y me puse a llorar como no lo hacía desde hacía algún tiempo. Lo había bloqueado tanto el llanto que ya me había desacostumbrado al sentimiento de liberación y desahogo que causaba el correr de las lágrimas.
Al final entre tanto sollozo me terminé durmiendo y cuando me desperté por los insistentes llamados de Tiago a mi celular, ya eran las siete de la tarde.
Apenas estuve despierta como para agarrar el celular, lo llamé a Gianni pero no atendía, fue entonces que esperé lo peor.
Tiago seguía llamando y yo me ponía cada vez más histérica. Quería saber que él estaba en su casa durmiendo en su cama o con mucha resaca. Aunque no quisiera hablarme, aunque me volviera a condenar nuevamente a no verlo nunca más. Quería saber que la única persona por la cual mi corazón seguía latiendo estaba bien, quería que me dijera “Dale Dana, no te preocupes todo va a estar bien” y me sonriera, y yo perdiera el aliento por un par de segundos.
- ¿Qué es lo que querés Tiago? ¿No te das cuenta de que no quiero hablar con vos?- Pregunté gritándole a través del celular.
- Quiero decirte que vengas ya para el hospital alemán porque Gadiel esta internado.
- ¡¿Qué?!- Estaba desquiciada.
- Dale no pierdas más tiempo.
- ¿Pero cómo? ¿Qué pasó?- Interrogué desesperada.
- ¿Podés venir y te explico acá por favor?- Me respondió preguntándome insistente.
- Sí, ya salgo para allá.
El viaje hasta el hospital fue muy largo. Pasaban las calles pero yo no veía ninguna diferencia, cuanto más tiempo pasaba sin verlo y comprobando que estaba ahí más perdía la paciencia. Definitivamente este era un día muy malo, es más, podría decir que malísimo.
- Hola buenas noches- Le dije a la recepcionista del hospital- ¿Me podría decir en que habitación se encuentra Gadiel Arzt?
- Mire, en este momento no puede verlo.
- No me importa señorita- Le dije ya muy histérica- sólo quiero saber en que habitación está.
- Está en la habitación doscientos seis en el piso dos.
- Muchísimas gracias por su ayuda- Le dije sarcásticamente antes de encaminarme al ascensor.
Cuando llegué al piso en el que se encontraba la habitación caminé por los pasillos buscando a alguien que pudiera decirme qué había pasado.
Después de dar la vuelta en un pasillo a unos metros lo ví a Gianni que estaba abrazado a Renata. Cuando Renata me vió me sonrió sin ganas. Atrás de ellos estaban Nacho y Joaquín sentados en un banco con su madre. En el banco que estaba en frente se encontraba la prima, la madre y el padre de Gadiel. Caminé lo más rápido posible hacia donde estaban ellos.
- Hola Dana- Me saludó fríamente la madre de Gadiel. Seguro que se había enterado que todo esto era por culpa mía. Igualmente aunque no hubiera sido mi culpa nunca le había caído bien a Laura.
- Hola Danita, que bueno que viniste, me alegro de verte- Me saludó Abel, el padre de Gadiel.
- Hola Laura, hola Abel- Les respondí el saludo- Hola Sabri, hola chicos- Saludé a los sobrantes.
- Hola- Saludaron todos al unísono ante mi saludo.
- Hola desaparecida, tengo que hablar con vos- Respondió la prima de Gadiel.
- ¿Puede ser en otro momento?- Pregunté un poco atareada, sólo tenía concentración para el estado de la salud de Gadiel y necesitaba hablar con Renata y Gianni para informarme en ese momento.
- No hay problema.
Me dirigí nuevamente hacia Renata y a Gianni buscando respuestas un poco desesperada. Tenía ganas de llorar otra vez, pero no quería hacerlo ahí. Si yo me ponía a llorar probablemente la gran mayoría lo haría también.
- Estaba muy borracho, pasó un semáforo en rojo y un Citröen C3 se lo llevó puesto- Me dijo Renata pesadamente. Ahogué un grito justo cuando estaba por salir de mi garganta.
- Pero ¿Cómo…¿Está bien? ¿Qué le pasó? ¿Qué tiene?- Pregunté en un intento de que Renata me respondiera todo eso en una sola oración- Es todo por culpa mía, soy una imbécil…- No lo aguanté más y me largué a llorar desesperadamente, no me alcanzaba el aire para llorar todo lo que quería, no me alcanzaban las lágrimas para expresar el dolor que en ese momento sentía.
- Tiene un par de fracturas- Ahogué otro grito- Y unos cortes leves nada más, de lo que hay que preocuparse es de que no pierda mucha sangre mientras lo operan- Terminó Gianni. Gadiel era cero negativo, si perdía mucha sangre iba a ser un poco difícil encontrar un donante ya que sus padres eran adoptivos- No es culpa tuya, no seas tonta Dana- Siguió Gianni- Gadiel eligió comportarse de esa manera y es lo que le pasó, no estoy diciendo que se lo mereciera, pero si chocó es porque tenía mucho alcohol encima- Me trató de tranquilizar sin éxito.
- Yo soy cero negativo, de eso no hay que preocuparse- Dije apesadumbrada, pero feliz por poder ayudarlo. Después de todo ser dadora universal iba a servir de algo- Si tengo la culpa Gianni, porque si Gale tenía mucho alcohol encima es por culpa mía- Le dije intentando completar la frase entre sollozos.
- ¿Por qué decís que es por culpa tuya?- Preguntó un poco confundido, seguro Tiago no había contado toda la historia.
- Porque Gale se fue al bar porque nos vio a Tiago y a mi besándonos.
- Uh, entonces sí creo que un poco de culpa tenés- Dijo Gianni disculpándose.
- ¡Giano!- Lo regañó Renata.
- Bueno Reni, pero si Dana sabía que Gadiel estaba enamorado de ella no puede ir por ahí besándose con su mejor amigo, si se le puede decir mejor amigo, Tiago no tiene perdón.
- ¿Vos también diciendo que Gadiel está enamorado de mí?- Pregunté enojada omitiendo la parte de Tiago.
- ¿No te habías dado cuenta Dana? Era evidente, perdón que te lo diga- Me dijo Renata- Entonces esto te saca las culpas- Me dijo mirándolo a Gianni- Porque vos lo besaste a Tiago sin saber que Gadiel estaba enamorado de vos.
- Mira, yo no creo que Gadiel esté enamorado de mí, pero aún así Tiago me besó y no yo a él- Me defendí.
- No, la verdad es que Gale no te ama y por eso le molestó mucho que te estuvieras besando con su mejor amigo- Dijo sarcásticamente alguien atrás mío. Era nacho que se había acercado sigilosamente y ni siquiera lo había oído.
- Mira Nacho, no tiene sentido, si Gadiel me amara no me hubiera dejado, fin de la cuestión.
- ¿Y si Gale se dio cuenta de que te amaba después de haberte dejado? Dicen por ahí que uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que lo pierde- Contraatacó Nacho.
- No creo que una persona se arrepienta de haberme dejado teniendo a Samanta al lado.
- Hablando de Samanta- Comentó Joaco que se había acercado a nosotros junto con su hermano y su madre- ¿Alguien le avisó?
- Yo la llamé- Respondió Renata.
- ¿Y por qué no vino?- Interrogó Nacho.
- Dijo que terminaba la sesión de fotos y venía- Contestó Renata con repulsión poniendo los ojos en blanco.
Todos se callaron ahorrándose sus comentarios sobre Samanta. Nunca nadie la quiso, y eso no iba a cambiar ahora. Pero yo no podía pensar en ella.
- Si le pasa algo me muero- Dije en un susurro antes de ponerme a llorar con mucha mas fuerza que antes.
Todos me miraron muy sorprendidos, porque sabían que cada una de mis palabras eran verdad.
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